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Antes de nada, conviene aclarar estos dos conceptos. La compañía distribuidora es la encargada de transportar el suministro gas contratado hasta tu vivienda. Estas compañías no se pueden elegir, las establece el gobierno dependiendo del ámbito geográfico. En Tolosaldea está Nortegas.
El contrato de gas se realiza normalmente con la compañía comercializadora, que es la encargada de gestionar todo el proceso. De hecho, se encarga de comprar el gas a la compañía distribuidora y venderlo a las viviendas. Se puede elegir entre varias compañías.
Las Comercializadoras de Último Recurso (EE. UU.) son empresas que administran las tarifas del mercado reglado. Solo operan como intermediarias, ya que el gobierno estipula los precios. Ofrecen la Tarifa de Último Recurso de gas natural (TUR), sin descuentos. En España hay cuatro:
Compañías comercializadoras de mercado libre: podemos escoger la tarifa que más nos interesa dentro de una amplia oferta tarifaria. Ofrecen importantes descuentos y servicio de mantenimiento, pero también tienen cláusulas de permanencia.
Se trata de una tarifa creada y reglada por el estado (TUR), una alternativa al mercado libre, que impide que las tarifas sean excesivas. La ofrecen todas las Comercializadoras de Último Recurso. Se actualizan trimestralmente, según los resultados obtenidos en las subastas de gas. Existen dos modalidades:
Los primero que debemos observar en la factura de gas son el nombre de la compañía comercializadora, el logotipo y el NIF (Número de Identificación Fiscal). De este modo, sabremos si estamos operando en el mercado libre o reglado. ¡Ojo! Muchos tienen nombres y logotipos parecidos.
El siguiente punto de la factura corresponde a los datos del/de la cliente. Aparecerán sus datos personales, y también los números de referencia y de cliente. Estos dos últimos son fundamentales para realizar las gestiones de manera telemática.
El consumo energético en kWh, durante el periodo de facturación. Para calcular el coste total, debemos multiplicar la energía consumida por el precio del término de consumo. Dependiendo de la compañía y de la tarifa el precio será variable.
Se trata de una cantidad fija que pagamos por tener gas en el hogar, independientemente del consumo. El precio varía dependiendo de la tarifa de acceso que tenemos contratada. Esta tarifa se consigue multiplicando por el número de días del periodo de facturación.
El impuesto sobre hidrocarburos es obligatorio. Actualmente es de 0,00234 euros, por cada kWh consumido. Por otro lado, el IVA en la factura del gas es del 21%.
Hay que pagar por el alquiler de equipos de control y medición, aunque no son propiedad de la persona usuaria.
Si tienes un contrato de mercado libre, es posible que al final de la factura se incluya el coste de otros servicios añadidos, pero que no son necesarios. Examínalo con detenimiento. También deberían aparecer en este último apartado los descuentos en la tarifa contratada.
Este apartado también es importante. Las compañías tienen la obligación de mostrar en la factura los teléfonos de atención al cliente, las vías de reclamación y/o los datos de contacto para emergencias.
Normalmente, los datos de tu contrato aparecen en el último apartado de la factura. Entre otros, el código CUPS (Código Universal del Punto de Suministro), necesario para realizar cualquier gestión con la comercializadora.
También aparecerá la tarifa de acceso, es decir, la tarifa que tienes contratada. Y el coste fijo que hay que pagar a la compañía distribuidora de gas por utilizar su red. Dentro de esta tarifa se incluyen los costes para la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia y el Gestor Técnico del Sistema.
En la última parte de la factura normalmente se puede ver la evolución del consumo. Por un lado, las anteriores y actuales lecturas, con las fechas correspondientes. El consumo total se obtiene restando ambos conceptos y convirtiendo el resultado a kWh con el coeficiente de cada momento.
Por otro lado, también aparece el gráfico de la evolución del consumo de los últimos meses.